jueves, 16 de octubre de 2014

Días tristes.

Los días siguientes a ese fueron aun peores...
El velatorio se realizó en casa de los abuelos, todo estaba lleno de dolor...Conocidos y desconocidos que venían a darnos el pésame a  la familia, era casi como un ritual: darle las gracias por venir, charlar un poco y despedirse con dos besos... ni siquiera los miraba, no me importaban ya que yo solamente podía pensar en que mi querida abuela no volvería...
Todo era demasiado duro, necesitaba estar sola, lejos de toda esa gente, necesitaba poder llorar tranquila, porque eso era lo único que me apetecía.Llorar. Así que decidí salir de allí, sabía que no me iban a echar de menos, había demasiada gente como para que se percataran de mi ausencia.
Sin saber muy bien como termine en el embarcadero, llorando... No se cuanto tiempo permanecí así, llorando desconsoladamente, pero sin darme cuenta alguien se me había acercado...
+Hola, me he enterado de lo de tu abuela lo siento mucho...
-Hola, yo aun no me lo creo...Estoy esperando a que venga a abrazarme y me diga que todo era una terrible pesadilla, pero eso no pasará..
+Normal, fue todo muy inesperado... Quise ir a saludarte pero pensé que quizás no te apetecía verme...
-Si te digo la verdad en este momento no me apetece ver a nadie...
+Si lo prefieres te dejo sola...
-No, quédate.
En ese momento él ya se había sentado a mi lado, creo que comprendió que no me apetecía hablar y se acercó, y me abrazo... Entonces no pude aguantar las lágrimas y lloré, lloré por mi abuela, por no haber pasado mas tiempo a su lado, por no haberla venido a visitar, pero en el fondo también lloré por él, porque aun no había comprendido nada de lo que había pasado después de aquella noche, porque aunque había aceptado que ya no estábamos juntos no lo entendía y porque su abrazo me había hecho recordar todos los momentos que había pasado en el pueblo, con  él y con la abuela...Y para que engañarnos también lloraba porque era la primera vez en dos meses que miraba a Miguel.

jueves, 2 de octubre de 2014

Adios

Hacía dos meses que no iba a casa de los abuelos, evitaba ir diciéndole a mamá que tenía mucho que estudiar, ya que no quería tener la posibilidad de cruzarme con Miguel. Lo nuestro no había acabado mal, a pesar de todos esos rumores que me habían llegado las últimas semanas de nuestra relación, habíamos decidido dejarlo, no es que yo estuviese totalmente de acuerdo con ello pero lo acepté.
No había vuelto al pueblo desde aquel día, pero a pesar de que me había pasado estos dos últimos meses llorando a escondidas, aquel día fue el peor de mi vida...
Era una mañana temprano cuando mamá recibió una llamada del  abuelo, desde un principio se extraño porque casi nunca la llamaba, intuía que algo pasaba... Yo me estaba lavando la cara como todos los días antes de ir a clase cuando escuche un grito, rápidamente fui a ver de donde venía y fue entonces cuando encontré a mamá tirada en el suelo llorando desconsoladamente, me asuste y corrí a abrazarla, no sabía el qué pero algo malo había pasado.
 La abuela había muerto. Me lo repetía cada minuto en mi cabeza  pero no me lo creía, hacía menos de una semana que habíamos hablado por teléfono y ahora ya no estaba, ya se había ido para siempre... Desde ese momento me maldije por no haber ido a visitarla antes porque ahora ya era demasiado tarde. Durante todo el trayecto solo podía pensar en la abuela, en todos los recuerdos que tenía con ella, en lo bien que me entendía....