El velatorio se realizó en casa de los abuelos, todo estaba lleno de dolor...Conocidos y desconocidos que venían a darnos el pésame a la familia, era casi como un ritual: darle las gracias por venir, charlar un poco y despedirse con dos besos... ni siquiera los miraba, no me importaban ya que yo solamente podía pensar en que mi querida abuela no volvería...
Todo era demasiado duro, necesitaba estar sola, lejos de toda esa gente, necesitaba poder llorar tranquila, porque eso era lo único que me apetecía.Llorar. Así que decidí salir de allí, sabía que no me iban a echar de menos, había demasiada gente como para que se percataran de mi ausencia.
Sin saber muy bien como termine en el embarcadero, llorando... No se cuanto tiempo permanecí así, llorando desconsoladamente, pero sin darme cuenta alguien se me había acercado...
+Hola, me he enterado de lo de tu abuela lo siento mucho...
-Hola, yo aun no me lo creo...Estoy esperando a que venga a abrazarme y me diga que todo era una terrible pesadilla, pero eso no pasará..
+Normal, fue todo muy inesperado... Quise ir a saludarte pero pensé que quizás no te apetecía verme...
-Si te digo la verdad en este momento no me apetece ver a nadie...
+Si lo prefieres te dejo sola...
-No, quédate.En ese momento él ya se había sentado a mi lado, creo que comprendió que no me apetecía hablar y se acercó, y me abrazo... Entonces no pude aguantar las lágrimas y lloré, lloré por mi abuela, por no haber pasado mas tiempo a su lado, por no haberla venido a visitar, pero en el fondo también lloré por él, porque aun no había comprendido nada de lo que había pasado después de aquella noche, porque aunque había aceptado que ya no estábamos juntos no lo entendía y porque su abrazo me había hecho recordar todos los momentos que había pasado en el pueblo, con él y con la abuela...Y para que engañarnos también lloraba porque era la primera vez en dos meses que miraba a Miguel.