No había vuelto al pueblo desde aquel día, pero a pesar de que me había pasado estos dos últimos meses llorando a escondidas, aquel día fue el peor de mi vida...
Era una mañana temprano cuando mamá recibió una llamada del abuelo, desde un principio se extraño porque casi nunca la llamaba, intuía que algo pasaba... Yo me estaba lavando la cara como todos los días antes de ir a clase cuando escuche un grito, rápidamente fui a ver de donde venía y fue entonces cuando encontré a mamá tirada en el suelo llorando desconsoladamente, me asuste y corrí a abrazarla, no sabía el qué pero algo malo había pasado.
La abuela había muerto. Me lo repetía cada minuto en mi cabeza pero no me lo creía, hacía menos de una semana que habíamos hablado por teléfono y ahora ya no estaba, ya se había ido para siempre... Desde ese momento me maldije por no haber ido a visitarla antes porque ahora ya era demasiado tarde. Durante todo el trayecto solo podía pensar en la abuela, en todos los recuerdos que tenía con ella, en lo bien que me entendía....
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